Dioses del Caos (Warhammer)

Dioses Oscuros o Poderes Ruinosos

Dentro del Universo de Warhammer, los Dioses del Caos, también nombrados Dioses Oscuros o Poderes Ruinosos, son poderosos seres del universo psíquico conocido como Disformidad, creados y alimentados por las emociones y las almas de todo ser vivo del universo material.

A pesar de que son seres de naturaleza divina, sus mentes están totalmente retorcidas, padecen una condición extrema de monomanía, pues están locos y delirantes por un solo orden de ideas. Se componen cada uno de una única emoción o concepto y dependen absolutamente de que las criaturas mortales experimenten estas emociones para obtener más poder y seguir existiendo.

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En los inicios de la historia de la galaxia, los poderes de la Disformidad aún tenían que desarrollarse en entidades distintas. En esta época, las emociones de los mortales fluían y se diluían como el agua en un arroyo, pero a medida que las razas mortales se desarrollaban y prosperaban, así lo hicieron también sus emociones.

Finalmente, los poderes crecieron hasta un punto en el que podían actuar independientemente del flujo general de las emociones, y así se convirtieron en los Dioses del Caos. Se introdujeron en los sueños de los mortales, y exigieron oración y servidumbre para incrementar su propio poder, pues cuanto más se exhibe una emoción, tanto de obra como de pensamiento, más fuerte se vuelve ese dios.

De entre todas las deidades, cuatro lograron elevarse por encima de las demás, a estos se les conoció como los cuatro Grandes Dioses del Caos:

1. Khorne - El Dios de la Sangre.
2. Tzeentch - El Que Cambia los Caminos.
3. Nurgle - El Señor de la Podredumbre.
4. Slaanesh - El Príncipe del Exceso.

Estos seres no están solos en el reino de la disformidad, pues este está mayormente habitado por los demonios, criaturas formadas a partir de un fragmento de la conciencia de un Dios del Caos. Los dioses son capaces de utilizar una fracción de su poder para crear demonios, cuya apariencia y carácter reflejan la naturaleza del propio dios.

Aunque, llegan a actuar de manera independiente, estos demonios pueden ser reabsorbidos por su amo en cualquier momento. Este poder debe ser utilizado con mucho cuidado, pues el más pequeño de los dioses menores puede estar tan limitado, que gastar su poder en crear un demonio significaría gastarlo por completo, y de este modo, el dios terminaría convertido también en un demonio.

Estos siniestros seres forman los ejércitos de los Dioses del Caos, y a menudo luchan contra los ejércitos de otros dioses, y contra los no creyentes del plano material. Cada Demonio es una personificación de su dios, trayendo al mundo material todo aquello que su señor es y representa. Los Demonios también tienen jerarquías, solo siguen a su dios o a alguien más poderoso que ellos mismos y siempre y cuando pertenezca a la misma facción.

A pesar de formar el grueso de sus ejércitos, los demonios no son los únicos en las filas de los Señores de la Disformidad, entre sus seguidores puede haber seres pertenecientes a casi todas las razas mortales. Cuando un seguidor de un Dios del Caos muere, su alma es absorbida en la masa mayor de ese dios, añadiendo su energía al ya formidable poder del dios. Los adoradores más devotos de un Dios del Caos son conocidos como Campeones y están unidos espiritualmente a sus señores.

Los Campeones del Caos son recompensados con "dones" únicos de cada dios, y si logran hazañas importantes para su señor, pueden ser ascendidos a la categoría de Príncipe Demonio. Sin embargo, cuando un servidor del Caos muere también puede ser severamente castigado, debido a que su derrota puede ser considerada una deshonra para su maestro, sufriendo condenas enteras como sentir sed de sangre, pero ser incapaz de saciarla o alguna otra similar.

A pesar de compartir el mismo origen, los dioses son rivales unos de otros, y la constante guerra entre ellos se refleja en el mundo material entre sus seguidores mortales. Cuando un dios sale vencedor de una batalla en el mundo físico, este gana más poder y los perdedores pueden ver menguado el propio, aunque a menudo la victoria ni siquiera es necesaria, simplemente basta con el caos producido.

Pero peor es el escenario que se desarrolla dentro de la Disformidad, pues los Dioses del Caos están luchando entre ellos de manera constante, ya que, ansían el poder sobre los planos inmateriales. A pesar de sus innumerables diferencias, los Grandes Dioses del Caos comparten el mismo fin: la dominación absoluta. Un poder así no puede compartirse, especialmente entre dioses.

A este conflicto interminable por la supremacía se conoce como "El Gran Juego". Es solo gracias a esta lucha de poderes que la humanidad aún no ha sido totalmente aniquilada o sometida, pues de unirse, los Dioses Oscuros ya habrían acabado con toda la raza hace mucho tiempo.

Algunas entidades de la Disformidad son increíblemente poderosas y controlan grandes reinos dentro del plano del Caos, pese a tener mucho menos poder que los Cuatro. Uno de los únicos semidioses conocidos es Vashtorr, que controla el reino de la Forja de las Almas.

Además de los cuatro dioses principales que hemos visto, la disformidad ha engendrado muchos Dioses del Caos sin nombre, no obstante, la mayoría de estos han muerto con el paso de los eones:

La deidad más conocida, solo por debajo de los cuatro principales, es Malicia, una maligna entidad adorada como el Dios Renegado, el Paria, el Perdido y el Jerarca de la Anarquía y el Terror.

Mo'rcck, Phraz-Etar y An'sl son otros poderes menores del Caos, sin embargo, poco o nada se sabe de ellos.