Chang'e y el conejo de jade
Hou-Yi llevó el frasco a casa, pero apenas llegar el Emperador del reino le pidió acudir a su corte con urgencia.
Hou-Yi guardo el elixir en un cajón, advirtió a Chang'e que no debía abrirlo y después ácido al Emperador.
Desgraciadamente, Chang'e no pudo soportar la curiosidad, abrió el cajón y encontró el elixir, sin saber de qué se trataba,
la mujer bebió todo el contenido del frasco. Entonces comenzó a flotar hacia el cielo debido a la sobredosis. Justo en el momento en que
comenzó a elevarse, Hou-Yi apareció cabalgando de regreso, contemplo la idea de dispararle una flecha para evitar que flotara
demasiado lejos, pero no soporto la idea de la posibilidad de hacer daño a su esposa. Finalmente, Chang'e continúo flotando
hasta llegar a la luna.
Una vez en la Luna, Chang'e estaba sumamente triste, pues creía que pasaría el resto de la eternidad sola y sin su esposo, pero
afortunadamente se percató de que, al menos, no estaba sola. En la luna también vivía un conejo de jade que preparaba elixires
y el leñador Wu Gang, que ofendió a los dioses en su intento de lograr la inmortalidad y fue desterrado a la Luna.
A Wu Gang se le permitió abandonar la Luna sí podía cortar un árbol que crecía allí.
Su desgracia era que cada vez que cortaba un pedazo del árbol este volvía a crecer, condenándolo a vivir en la Luna por toda la eternidad.