Durante su reinado, un oso y un tigre vivían en una cueva cerca de la ciudad santa, orando fervientemente para que su deseo
de convertirse en parte de la humanidad pudiera convertirse en realidad.
Un día Hwanung les dio al oso y al tigre veinte cabezas de ajo y un poco de artemisa divina,
luego les prometió que, si comían sólo su ajo y artemisa, y permanecían en la cueva protegidos de la luz del sol durante cien días, se volverían humanos.
El tigre y el oso estuvieron de acuerdo y regresaron a la cueva, pero el tigre estaba demasiado hambriento e impaciente para esperar,
de manera que abandonó la cueva antes de que terminaran los 100 días. En cambio, el oso permaneció, y el día 21 se transformó en una hermosa mujer,
quien agradecida honró a Hwanung con ofrendas. Se dice que el tigre y el oso representan a dos tribus que buscaron el favor del príncipe celestial.
Con el tiempo, la mujer se sintió sola y le rezó a Hwanung para poder tener un hijo.
Entonces Hwanung la convirtió en su esposa y le dio un hijo llamado Dangun, nombre que tiene dos significados: "Príncipe del Altar" o “Rey Sándalo”.
Tiempo después, Dangun fundó Gojoseon, "Tierra de la Calma de la Mañana", el primer reino de la península coreana.