Obatalá es uno de los orishas más venerados y respetados dentro de la religión yoruba. Es considerado el orisha de la paz, la pureza y la sabiduría, y es una figura paternal en el panteón, siendo el creador de la humanidad según algunos mitos yorubas. Obatalá es también el dios de la justicia, la misericordia y la compasión, y es visto como un guía benevolente que aboga por la paz y el bienestar de sus seguidores.
Obatalá es un dios paciente, sabio y lleno de compasión. Es el árbitro en conflictos y un símbolo de paz. En el panteón yoruba, su papel es apaciguar, enseñar y guiar a los demás orishas y a los humanos hacia una vida justa y equilibrada.
Obatalá tiene varios “caminos” o aspectos, en los que muestra diferentes facetas de su personalidad y poderes. Algunos de sus caminos más conocidos son los siguientes:
Ayáguna: Representa un aspecto más guerrero y activo de Obatalá.
Ochagriñán: Es el aspecto de Obatalá relacionado con la justicia.
Ochanlá: Es una faceta anciana y pacífica de Obatalá, asociada con la sabiduría profunda.
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Obatalá es protagonista en varios mitos que explican la creación del mundo, la humanidad y otros aspectos de la vida y del universo.
Uno de los mitos yorubas más conocidos relata cómo Obatalá fue elegido por Olodumare, la deidad suprema, para crear la Tierra. Olodumare le dio a Obatalá un saco de arena, una gallina, un caracol y otros elementos para llevar a cabo esta tarea. Obatalá bajó al mundo usando una cadena de oro, y cuando llegó al agua, vertió la arena, liberó a la gallina y vertió agua sobre el caracol. La gallina esparció la arena con sus patas, creando tierra seca y dándole forma al mundo. Este acto de creación fue el primer paso en la formación de la Tierra.
Obatalá también es conocido como el creador de los seres humanos. En este mito, Olodumare le dio la tarea de moldear a las personas de arcilla. Sin embargo, en una versión de este mito, se cuenta que mientras trabajaba en la creación, Obatalá tomó un descanso y bebió vino de palma, que lo hizo sentir mareado.
Debido a su estado, algunos de los humanos que modeló tenían defectos físicos, como deformidades. Cuando Obatalá se dio cuenta de esto, decidió nunca más beber alcohol y se convirtió en el protector de todas las personas con discapacidades o diferencias físicas.
En otro mito, Obatalá colabora con Orúnmila, el orisha de la sabiduría y la adivinación, en la creación del destino de la humanidad. Este mito explica la relación cercana entre Obatalá y Orúnmila, quienes trabajan juntos para asegurar que los humanos tengan caminos claros y puedan tomar decisiones con el apoyo de la sabiduría de Ifá, el sistema de adivinación yoruba.
Obatalá representa la compasión y la justicia en estos asuntos, mientras que Orúnmila aporta el conocimiento de los misterios del destino.
En algunos mitos, Obatalá juega un papel de mediador entre los otros orishas, pacificando conflictos y asegurando la armonía en el panteón yoruba. Uno de estos relatos cuenta que, durante una gran disputa entre los orishas, fue Obatalá quien intervino para restaurar la paz, actuando con calma y sabiduría para resolver los malentendidos y recordando a los demás orishas la importancia de la unión y la serenidad.
En otros mitos, algunos orishas planean rebelarse contra Olodumare por sentir que no se les estaba dando la debida autoridad. Obatalá, sin embargo, decide que la lealtad y la paz son más importantes y opta por no participar en la rebelión. Por ello, Olodumare le otorga a Obatalá el título de "Padre de todos los Orishas" y le confiere un estatus especial como símbolo de paz, justicia y sabiduría.
En algunos relatos, Obatalá está vinculado a Yemayá, la diosa de los mares y la maternidad, quien a veces se considera su esposa o consorte. Juntos, representan un equilibrio entre la creación y la protección, el cielo y el agua. Esta conexión simboliza la interdependencia entre las fuerzas de la vida y la necesidad de balance entre el poder creativo de Obatalá y el sustento maternal de Yemayá.
Estos mitos muestran a Obatalá como una figura que simboliza la paz, la justicia y la creación, así como la importancia de la responsabilidad, el autocontrol y la armonía.