Culto
Por culpa de su inmenso poder y su capacidad de petrificación, fue temido por los habitantes de Mu,
quienes lo sellaron bajo una inmensa trampilla y le mantuvieron satisfecho venerándole y ofreciéndole sacrificios humanos,
evitando así enfurecerlo, lo que conllevaría la destrucción de toda la región.
Pero lo cierto es que, llegado un momento, el culto de Ghatanothoa se convirtió en una simple estrategia de sus
autoproclamados sacerdotes para mantenerse en el poder.
Se cuenta que un día, el sumo sacerdote de la diosa Shub-Niggurath, conocido como T’yog,
se propuso derrotar a Ghatanothoa, aprovechando la protección que le otorgaba un pergamino bendecido
por su deidad en contra del poder petrificador del monstruo.
Sin embargo, uno de los sacerdotes le cambió su amuleto por uno falso y, al ver a Ghatanothoa, fue petrificado inevitablemente.
Fue Zanthu, un brujo y sumo sacerdote de Ythogtha, el que acabó con el culto de Ghatanothoa,
aunque fue accidentalmente, pues al intentar invocar al dios Ythogtha erró en algo y causó el hundimiento de Mu,
sumergiendo a Ghatanothoa aún más profundo en la oscuridad.
Sin embargo, al ser una criatura capaz de sobrevivir en las condiciones más extremas, Ghatanothoa se
superpuso a la catástrofe y aún permanece sellado bajo la trampilla. Por otro lado, su culto también
sobrevivió en la ciudad perdida de K'n-yan.