Sin embargo, por algún motivo desconocido, una vez llegado el otoño entra en frenesí, y la sed de sangre se apodera de él,
por ello, es necesario realizar una serie de ritos para mantenerlo alejado.
Los aborígenes utilizaban el retumbar de sus tambores junto a animosas danzas para intentar aplacar la cólera del señor de las serpientes.
Culto
Yig conto con multitud de adoradores y cultos a lo largo de la historia de la humanidad.
Primeramente, fue adorado en Estigia, un antiguo país de la Era Hiboria, también perteneciente a estos mitos, ahí se le conoció bajo el nombre de Set
y, posteriormente, se le venero en el seno de los grandes imperios maya y mexica, los cuales le llamaban Kukulkán
y Quetzalcóatl, respectivamente.
Aquellos que adoraban a estos avatares de Yig, estaban enfrentados con los seguidores del dios Tezcatlipoca,
quien fuera avatar de Nyarlathotep, pues este dios se había opuesto abiertamente al culto de la serpiente y según las leyendas,
incluso había llegado a luchar cuerpo a cuerpo contra el propio Quetzalcoatl, o sea, Yig.