Itzpapálotl

Itzcueye

Itzpapálotl, también conocida como Itzpapalocíhuatl, es una de las principales y más importantes diosas de la cultura chichimeca. Es la diosa madre de la guerra, de los sacrificios humanos, patrona de la muerte y regidora del paraíso Tamoanchan. Su nombre significa “mariposa de obsidiana”, pero, por otra parte, los pueblos nahuas la conocían como Itzcueye, “la de la falda de obsidiana”.

Cuenta la leyenda que Itzpapálotl era una de las Tzitzimime, deidades que aprovechaban los eclipses para devorar a los hombres. Cuando descendía a la tierra, lo hacia con una capa que la volvía invisible y maquillada con polvo blanco y distintos coloretes.

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El mito chichimeca narra que este pueblo era guiado a Tula por cuatrocientos mixcoas, quienes eran guerreros y cazadores, desgraciadamente, en su travesía se encontraron ante Itzpapálotl, quien ferozmente se comió a los cuatrocientos mixcoas.

Enseguida ordeno a los chichimecas flechar un águila, un jaguar, una culebra, un conejo y un venado rojos; pero cuando terminaran con su encargo, dependiendo de la versión, los pondría en manos de Xiuhtecuhtli o Huehuetéotl, ósea que los entregaría al fuego.

Afortunadamente el guerrero Iztac Mixcóatl logro escapar y se escondió dentro de una biznaga, no obstante, fue visto por Itzpapálotl, quien embistió la biznaga con furia, pero Iztac Mixcóatl salió velozmente para luego atacarla con sus flechas y evocar a los cuatrocientos mixcoas que habían muerto, estos se manifestaron y de inmediato sacaron sus arcos para flecharla una y otra vez. Tal torrente de flechas acabo con Itzpapálotl, quien tras morir fue quemada en una hoguera y con sus cenizas los guerreros se empolvaron y pintaron ojeras.

A pesar de su ataque, los chichimecas no le guardaron rencor tras su muerte, si no que la adoraron como una diosa y se convirtió en una mocihuaquetzqui, una de las estrellas acompañantes del sol e hija de los dioses que regían la Vía Láctea, creadores de las estrellas, los dioses y los hombres.

Itzpapálotl tiene la apariencia de un esqueleto y un porte tenebroso, sus manos y pies son los de un jaguar, no obstante, su aspecto hace referencia a una mariposa y en sus alas portaba navajas de obsidiana, lo que le concede a la diosa un símbolo de renacimiento y regeneración. Debido a sus alas de mariposa, se creía que este animal era su Nahual.

La fuerza y ferocidad de Itzpapálotl es enorme, sin embargo, el gran poder que posee se encuentra en la magia. Su poder lo dirige hacia mujeres sabias y de edad avanzada, colocándolas como un arquetipo divino de bruja, maga o hechicera. Quien naciera bajo el día de la diosa gozaría de una perfecta salud y tendría una larga y próspera vida.