Arda es el nombre del mundo en donde transcurren la mayoría de los acontecimientos de casi todas las obras de Tolkien. Este planeta se encuentra dentro de Eä, el universo que se creó por medio de la Música de los Ainur. A lo largo de la historia ha cambiado su estructura en diferentes ocasiones, no solo sus continentes, sino también su forma planetaria.
La región más conocida de Arda es la Tierra Media, pues es aquí donde ocurren los acontecimientos del Hobbit, El Señor de los Anillos y parte del Silmarillion. Tolkien llegaría a relevar que Arda se convertiría en la Tierra actual después de muchos siglos tras la Tercera Edad, aunque esto solo debe ser tomado de forma figurativa.
Arda, junto con Eä, fue creada por la Música de los Ainur, a petición de Ilúvatar y por medio del poder de la Llama Imperecedera.
En un principio era un mundo hermoso y simétrico, iluminado por las Lámparas de los Valar. Estaba compuesto por tres continentes principales: Endor (la Tierra Media), Aman y las Tierras del Sol. Endor estaba rodeado por cuatro cordilleras: las Montañas Grises al norte, las Montañas Azules al este, al sur las Montañas Grises del Sur y las Montañas Rojas al oeste. A su vez, Aman estaba rodeado por las Pelíri, mientras que, las Tierras del Sol estaban atravesadas por las Murallas del Sol. En este punto, Arda era plana, y los continentes estaban divididos por el mar de Beleager, el mar Oriental, y Ekkaia, el Mar Circundante, que rodeaba toda Arda. En el centro de Arda había un gran lago, con una isla llamada Almaren en su centro; En los primeros días, esta isla era el hogar de los Valar. Durante las Edades de las Lámparas, Arda era llamada Arda Inmaculada, pues Melkor no la había corrompido aún.
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Melkor acabó derribando las Dos Lámparas que iluminaban Arda, y cuando éstas cayeron, produjeron gran destrucción y cambios en el planeta. Muchas planicies se inundaron, convirtiéndose en mares y se levantaron diversas cadenas montañosas. Se desprendió un trozo de Endor, y se convirtió en un nuevo continente, las Tierras Oscuras, atravesadas por una de las nuevas cordilleras, Las Montañas Amarillas.
En el noreste de Endor, gran parte de Rhûn quedó inundada por el Mar Interior de Helcar. Las costas, las montañas y las formas de los continentes sufrieron grandes cambios, y Arda perdió su simetría. Endor y Aman quedaron casi conectados en el norte, separados solo por el estrecho de Helcaräxe. Arda Inmaculada, se convirtió en Arda Maculada, tras ser corrompida por Melkor.
Tras terminar la Primera Edad del Sol, Melkor fue arrojado tras las Puertas de la Noche, al Vacío Intemporal y Beleriand, una región al noroeste de Endor, fue inundada por el mar de Beleager. El Mar de Helcar se secó, pero dejó los vestigios del Mar de Rhûn y el Mar de Núrnen. Los Valar, en agradecimiento por su ayuda en la Guerra de la Cólera, dieron a los hombres unas tierras cercanas a Aman, haciendo aparecer una isla a la que los hombres llamaron Númenor.
Númenor fue una tierra rica y prospera durante muchos siglos, pero Sauron, que odiaba a los Numenóreanos, los engañó al persuadirlos para que atacaran Aman. Como los Valar tenían prohibido actuar directamente contra los hombres, Manwë invoco a Ilúvatar para que interviniera. Eru destruyo la flota de los hombres y hundió la isla de Númenor bajo el océano, de todos los Numenóreanos, sólo sobrevivieron los Fieles, quienes se habían trasladado a la Tierra Media.
Después del hundimiento de Númenor, Ilúvatar decidió cambiar la forma de v, esta pasó a ser esférica, y los continentes de Aman y las Tierras del Sol desaparecieron. Aman, sin embargo, seguía existiendo, pero sólo los Elfos lograrían llegar a él navegando por Beleager. A partir de entonces, en Arda sólo quedaron los continentes de Endor y las Tierras Oscuras. Muchos milenios más tarde, Arda se acabaría convirtiendo en la Tierra tal y como la conocemos hoy.
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