El Ilhuícac, los Trece Cielos, nombrados en náhuatl como ilhuicatl iohtlatoquiliz, "el recorrido por los caminos del cielo". Estos cielos son los caminos que recorre el sol y a la vez son las residencias de los dioses. Según la leyenda, cada una de las 13 moradas es gobernada por deidades relacionadas con la forma de morir, de manera que las almas iban a uno de estos según el tipo muerte.
Cuando Ometeotl, la eterna sustancia dual, creo a sus hijos, los Tezcatlipocas, quienes heredaron el poder de la creación de sus padres. Seiscientos años de inactividad pasaron, en ellos los dioses pocas veces intentaron crear, pues todo aquello a lo que daban origen caía en las aguas primigenias y era devorado por Cipactli, entonces, Tezcatlipoca Negro y Tezcatlipoca Blanco, también conocido como Quetzalcóatl, se enfrentaron y dieron muerte al monstruoso ser primigenio. Los dioses hermanos tomaron su cadáver y lo estiraron para comenzar la creación.
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Por encima del Tlaltícpac, la tierra, se encuentra el primer cielo, conocido como Ilhuicatl Meztli, “lugar por donde se mueve la luna”. Este está sostenido por las nubes y es gobernado por Tlaloc, la deidad de la lluvia, de quien este cielo también recibe el nombre de Tlalocán. Aquí también habitan Metztli, diosa de la luna. Tlazoltéotl, diosa de la sexualidad, señora de las transgresiones y Ehécatl, dios del viento.
El segundo cielo es Ilhuícatl-Cintlalco, el "Lugar donde se mueven las estrellas". Aquí las luces del cosmos se dividen en dos grandes ejércitos, los Centzon Mimixcoa, que son las 400 estrellas del norte y por el lado contrario los Centzon Huitzinahuac, las 400 estrellas del sur. Junto con ellas habita Citlaltonac, dios de las estrellas varones y representación masculina de la Vía Láctea y junto con él esta Citlalicue, la creadora de las estrellas, diosa de las estrellas hembras y personificación femenina de la Vía Láctea; Aquí también habitan las 14 constelaciones mexicas:
Por encima de las estrellas está Ilhuicatl Tonatiuh, el hogar de Tonatiuh, la deidad del sol, por lo tanto, el “lugar por donde se mueve el sol”. Por las mañanas Tonatiuh se dirige a la ciudad de la luz y por las tardes regresa a Tonatiuhtlán, su casa, que está hacia el occidente, en el inframundo. Durante su recorrido visita otras de sus casas, en otros cielos donde muestra otros rostros.
Le sigue Ilhuicatl Huitztlan, "Lugar del camino del Sol". Por mucho tiempo fue la residencia de Tlahuizcalpantecuhtli, dios de la aurora, señor de Venus matutino y de Xólotl, dios del ocaso, señor de Venus vespertino. Hasta que por celos conspiraron para derrotar a Tonatiuh, que recorría la bóveda celeste todos los días y noches, pero tras fallar fueron enviados al inframundo. Su lugar fue ocupado por Quetzalcoatl, cuando este dejo a su pueblo y se elevo en el cielo como la nueva estrella de Venus.
El quinto cielo es Ilhuicatl Mamoloaco o "Lugar donde se mueven los cometas". Por aquí cruzaban el cielo las estrellas fugaces, que también eran llamadas estrellas que humean. Se decía que cuando cruzaban taladraban el cielo, por eso la traducción de Ilhuicatl Mamoloaco es cielo que se hunde o taladra. Aquí rige Citlalmina, diosa de las estrellas errantes.
El sexto cielo es Ilhuícatl-Yayauhco, "Lugar donde se mueve la oscuridad". Este es el lugar donde nace y se extiende la noche. Donde las cuatro direcciones hemisféricas se cubren de oscuridad. Hogar de Tezcatlipoca, dios de la providencia, de lo invisible y de la ubicuidad, señor de la noche, regidor del Norte.
Por encima de la noche está el séptimo cielo, Ilhuícatl-Xoxocuauhco, "Lugar donde el Sol se levanta y muestra su rostro". Este es el cielo de la región azul. Hogar de Huitzilopochtli, dios de la guerra y de la voluntad, señor del sol y el poder, regidor del Sur.
Le sigue el octavo cielo, conocido como Ilhuícatl-Nanatzcalóyan, "lugar donde surgen las tempestades". Es la residencia celeste de los señores de la muerte, Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl.
El noveno cielo es llamado Ilhuícatl-Teoiztacuauhco, "lugar donde se mueve la luz". Este es el cielo de la región blanca, la residencia del dios Quetzalcóatl, y el lugar donde las Tzitzimime se esconden, estas son entidades estelares que suelen bajar durante los eclipses para provocar males al hombre y perturbar al Sol en su trayectoria a través de la bóveda celeste.
Por encima encontramos el décimo cielo, Ilhuícatl-Teocozáuhcuauhco, "lugar oriental del sol". Es la región amarilla, la residencia oriental del dios amarillo, Tonatiuh, desde la cual asciende al occidente.
Más allá está el décimo primer cielo, Ilhuícatl-Teotlacuauhco, "lugar donde se mueve el calor". Aquí rigen los dioses Xiuhtecuhtli y su esposa Xantico. Juntos envían rayos de calor que expresan el fuego de la creación. Este cielo también es conocido como el lugar de la región roja.
Antes de la cima está el décimo segundo cielo, Ilhuícatl-Teteocán, "lugar donde se mueven los dioses". Es la residencia de los Dioses Creadores, los Tezcatlipocas, Xipetótec, Tezcatlipoca, Quetzalcóatl y Huitzilopochtli. El lugar eminentemente eterno donde los dioses permanecen y se proyectan para estar en otros sitios, aquí es donde toman rostros y donde se enmascaran para ser otros siendo ellos mismos, lugar donde nacen, renacen y se transforman, alimentándose en su calidad de seres eternos.
Por último, en la cima de todo está el décimo tercer cielo, Ilhuícatl-Omeyocán, "lugar de la dualidad". Es la residencia de Ometecuhtli y Omecíhuatl, la pareja primordial que forma a Ometéotl, dios primordial de la sustancia, regidor del ciclo de la vida, origen de toda la generación de dioses y de la creación de la existencia. Este es el lugar donde se concibe el principio generador de las cosas, lugar donde todo se vuelve existente y se emana con sus caras.
Hogar de los Kami Celestiales.
El Árbol del Mundo.
Diosa Madre de la Fertilidad.
