Perún contra Veles (El bien contra el mal)
Perún era el gobernante de este mundo de los vivos, tanto del cielo como de la tierra, a menudo era simbolizado como
un águila posada en lo más alto de la copa del árbol, desde donde registraba todo lo que pasaba en el mundo.
En lo profundo de las ramas estaba emplazado su enemigo, simbolizado por una serpiente o un dragón,
el dios Veles, quien provocaba continuamente a Perún robándole su ganado, sus hijos o su esposa.
Perún perseguía a Veles por la tierra atacándole con sus rayos desde el cielo, pero Veles huía
transformándose en varios animales o escondiéndose tras árboles, casas o personas.
Se decía que donde quiera que caía un rayo, era un lugar tras el cual Veles se había escondido.
Perún estaba casado con la diosa solar, quien era llamada Perynia, sin embargo, compartía a su mujer con su enemigo,
ya que cada noche el Sol se hundía tras el horizonte para ir al submundo, el reino de los muertos que gobierna Veles.
Al final, Perún se las arregló para matar a Veles o según otras versiones lo devolvió al inframundo.
Así era como el dios supremo restablecía el orden en el mundo tras el advenimiento de su caótico enemigo.
Tras su victoria, Perún podía sentarse tranquilo nuevamente en lo alto del árbol del universo,
desde donde orgulloso de su triunfo gritaba a su enemigo: “Ese es tu sitio ¡Quedate ahí para siempre!”.
Esta frase, es tomada de un cuento popular bielorruso que narraba la lucha entre el Bien y el Mal,
no obstante, este cuento es un remanente del antiguo dicho que hacía referencia al mito.