En la mitología griega, Campe era una divinidad aberrante y una de las cuatro dracaenas o monstruos femeninos con aspecto de serpiente.
Según nos narra Apolodoro, Crono le encargó a Campe vigilar el Tártaro, donde tras castrar a su padre, mantuvo encarcelados a los Cíclopes y Hecatónquiros.
Cuando se desato la Titanomaquia, Gea, quien ya había profetizado la victoria de Zeus, aprovecho su conocimiento para pedirle a Zeus que liberara a Ciclopes y Hecatónquiros para que le ayudaran en la guerra. Así, aunque los Titanes fueran vencidos, podría liberar a sus otros hijos del tormento.
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Zeus acudió a las entrañas del mundo para liberar a sus tíos, pero delante de la prisión de las deidades estaba la temible Campe. La criatura no era un rival fácil, pues algunos le consideraban una refiguración de Tiamat, la monstruosa divinidad primordial de los babilónicos, no obstante, cayo a manos del dios y así este pudo liberar a los prisioneros para que le ayudasen a luchar contra Crono.
Se dice que Campe era un monstruo híbrido descomunal, con cuerpo de mujer, pero la mitad inferior de un dragón. Todo su cuerpo estaba cubierto de escamas, su cabello estaba hecho de serpientes y de sus patas de dragón surgían un millar de colas reptantes. En torno a su cuello florecían cincuenta cabezas de diversas fieras, como leones y jabalíes. Desde lo alto de la espalda emergía una afilada cola de escorpión y se dice que cuando marchaba a la batalla blandía huracanes y tormentas.
Campe era un monstruo inmenso, de fuerza y resistencia inconmensurable. Escupía veneno y fuego por cada una de sus fauces, sus garras crecían como guadañas y era capaz de invocar tormentas y huracanes que podía manipular para destruir a sus enemigos.
La Serpiente de nueve cabezas.
El Dragón Inca.
Dios Dragón Japones.
