El Ofiotauro, era un ser monstruoso con cuerpo de toro negro y cola de serpiente de la mitología griega. Su existencia es mencionada en los Fastos de Ovidio.
El Ofiotauro emergió del Caos, nacido de Gea, la Madre Tierra, junto con Urano. Una antigua profecía, tan antigua como los dioses de la tierra, decía que quien quemara las entrañas de esta criatura tendría el poder para derrotar a los dioses eternos.
La oceánida Estigia, hija de Océano y Tetis, advertida por las Moiras intento salvar al Ofiotauro encerrándolo en un bosque rodeado de una triple muralla para evitar que muriera a manos de los dioses.
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Sin embargo, durante la Titanomaquia, el titan Egeón, un antiguo dios del mar, personificación del mar Egeo, estaba aliado con los Titanes y estos lo enviaron a terminar con la bestia para cumplir la profecía a su favor. El gigante logro encontrar al toro y utilizando un hacha acabo con la fiera. No obstante, y para su pesar, Zeus ya había previsto sus acciones, así que había enviado a un águila a recuperar las entrañas antes de que pudieran ser quemadas y la profecía se cumpliera.
Zeus recompenso al águila, elevándola al cosmos como la constelación de águila Y se cree que realizo lo mismo con el Ofiotauro, a quien coloco en el cielo como las constelaciones combinadas de Tauro y Ceto.
El Ofiotauro era una criatura con el cuerpo de un enorme toro negro y la cola de una serpiente.
Su fuerza era descomunal y su piel era extremadamente dura. No obstante, su verdadero valor residía en el poder de su profecía.
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