Al final, ambos bandos se cansaron de luchar y acordaron reunirse para establecer una tregua.
Ambas partes lo hicieron e intercambiaron rehenes.
Los pobladores de Vanaland enviaron a su mejor hombre: Njord y a su hijo Freyr
a cambio de Hoenir, quien era descrito como grande, guapo y, según el pueblo de Vanaland, adecuado para ser un jefe.
Además, Ásaland envió a Mímir, un hombre de gran entendimiento,
a quien intercambiaron por Kvasir, de quien se decía era el hombre más sabio de Vanaland.
Sturluson continúa su relato con la llegada a Vanaland de los rehenes.
Hoenir fue nombrado inmediatamente líder de Vanaland y Mímir se convirtió en su consejero,
sin embargo, cuando Hoenir estaba en reuniones y Mimir no estaba presente, siempre respondía de la misma manera:
“Dejen que otros decidan”.
Por ello, los habitantes de Vanaland sospecharon que habían sido engañados en el intercambio con Ásaland,
por lo que capturaron a Mímir, lo decapitaron y enviaron su cabeza a Ásaland.
Odín tomó la cabeza de Mímir, la embalsamó con hierbas para que no se pudriera y conjuró sobre ella, con lo cual le dio el poder
de hablarle y revelarle secretos.
Según Snorri Sturluson, Odín convirtió a Njord y Frey en sacerdotes de costumbres de sacrificios y se volvieron Diar (Dioses)
del pueblo de Ásaland. Freya, la hija de Njord, fue la sacerdotisa de estos sacrificios y enseño la hechicería seid en Ásaland.