“Viendo Yahveh que la maldad del hombre cundía en la tierra, y que todos los pensamientos que ideaba su corazón eran puro mal.
Le pesó a Yahveh el haber hecho al hombre en la Tierra, y se indignó en su corazón. Y dijo Yahveh:
Voy a exterminar de sobre la faz del suelo al hombre que he creado, desde el hombre hasta los ganados, las sierpes, y hasta las aves del cielo
porque me pesa haberlos hecho”.
Dios, hastiado de la perversión humana, le dijo a Noé: He decidido acabar con toda carne, porque la tierra está llena de violencias por culpa de ellos.
Por eso, he aquí que voy a exterminarlos de la tierra. Luego le indico como debía construir un arca y por último le dijo:
“Por mi parte, voy a traer el diluvio, las aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene hálito de vida bajo el cielo:
todo cuanto existe en la tierra perecerá. Pero contigo estableceré mi alianza: Entrarás en el arca tú y tus hijos, tu mujer y las mujeres de tus hijos contigo.
Y de todo ser viviente, de toda carne, meterás en el arca una pareja para que sobrevivan contigo. Serán macho y hembra”.