Apolo y Hermes
Poco después de nacer, Hermes escapo de su madre, corrió hasta Tesalia, donde se encontró con Apolo que estaba pastoreando su ganado.
En un descuido Hermes robó algunas de sus vacas y las escondió en una cueva. En la cueva encontró una tortuga, a la que mató para tomar su caparazón, luego tomo las entrañas
de una de las vacas y con ambos creó la primera lira. Apolo reclamo a Hermes el robo, pero al escuchar la música de la lira de su hermano ofreció
cambiar la lira por el ganado. Así, Apolo se convirtió en el maestro de la lira.
Apolo dios de las Artes
Tras quedarse con la lira de Hermes, Apolo aprendió a tocarla tan majestuosamente que se convirtió en director del coro de las nueve musas.
El dios poseía el don de las artes y con ellas el de la música, por ello sería retado en diferentes ocasiones por otros que creían ser tan buenos como el mismísimo
dios de las artes.
Apolo contra Pan
En una ocasión Pan, el dios de los pastores, tendría el honor de comparar la música de sus flautas con la de la cítara de Apolo,
Tmolo, el dios montaña, fue elegido árbitro del encuentro. Pan sopló sus flautas, pero solo logro llenar de satisfacción sus propios oídos y los del
rey Midas con su música rustica. Entonces Apolo toco su lira e inmediatamente Tmolo lo declaro vencedor, parecía que todos estaban de acuerdo con la decisión,
pero Midas no estaba
conforme y cuestiono la decisión, Apolo furioso por su reclamo convirtió sus orejas en las de un burro, para nunca más volver a sufrir tan depravado par de oídos.
Apolo contra Marsias
En otra ocasión, el sátiro Marsias desafío a Apolo a un concurso de música. El sátiro había encontrado un aulós en el suelo,
el cual había sido desechado por la diosa Atenea tras inventarlo, porque no le agrado que sus mejillas se hinchasen al soplar.
Este concurso fue juzgado por las Musas. Ambos tocaron y lo hicieron tan bien que fueron considerados
iguales, sin embargo, Apolo decreto que para desempatar cantaran al mismo tiempo que tocaban. Como él tocaba la lira, podía hacerlo, pero el aulós
necesitaba que Marsias lo soplara,
razón por la que fue derrotado y Apolo salió vencedor, por último y por retar a un dios, Apolo desolló vivo a Marsias y lo colgó de un árbol.
Apolo contras Cíniras
El último que se atrevió a retar a Apolo en un concurso fue su hijo Cíniras, quien tuvo la osadía de desafiarlo con la lira.
La diferencia entre la maestría de padre e hijo era tan grande, que tras perder, seria tal la agonía
y vergüenza de Cíniras que tomo su propia vida.