Desde que los dioses supieron de la invulnerabilidad de Baldr, jugaban a arrojarle todo tipo de cosas,
todos le arrojaban sus armas, excepto Hodr, por culpa de su ceguera,
pero el revoltoso Loki se ofreció a ayudarlo, no sin antes entregarle una flecha de muérdago que el mismo había hecho.
Hodr alzo el arco y Loki lo dirigió hacia Baldr, por desgracia el juego tuvo un resultado que nadie esperaba,
la flecha había herido el invulnerable cuerpo de Baldr, atravesó su pecho de lado a lado y pasando a través de su corazón.
Todos los dioses sufrieron la partida de Baldr.
Tras su funeral Odín envió a Hermodr al inframundo para hacer un trato con Hela, de
forma que le permitiera volver a la vida a Baldr y aunque el trato se realizó, sus condiciones no se cumplieron, nuevamente por culpa de Loki.
Habiendo perdido a Baldr para siempre, Odín y la gigante Rindr engendraron a Váli, nacido de la furia y sed de venganza de Odín,
el dios se volvió adulto en un solo día y rápidamente se dispuso a realizar el propósito por el que había sido traído al mundo, matar a Höðr.
No obstante, tras el Ragnarok, Baldr y Hodr volverán a la vida sin resentimientos y juntos moldearan el nuevo mundo.