Los sumerios practicaban una religión politeísta, conformada por deidades antropomorfas y que eran representaciones
de las fuerzas cósmicas y terrestres del mundo y todo lo que conocían, no obstante, transformarían a sus dioses para volverlos
más antropocéntricas, convirtiéndolos de dioses de la naturaleza a dioses de la ciudad y organizándolos por grupos y jerarquías.
Entre estos dioses existían dos triadas principales, la primera era la conocida como la triada de los grandes dioses, conformada por:
An, Enlil y Enki, encargados de los principios fundamentales de su mitología, el cielo, la atmósfera y la tierra
y, la segunda triada esta compuesta por Sin, Inanna y Utu, representantes de la luna, la fertilidad y el sol,
respectivamente.
A su ves, las deidades sumerias pertenecían a dos clasificaciones, la mayoría pertenecían a la clasificación Anunna, "los descendientes de An", osea
los hijos de Anu,
mientras que, otras siete deidades, entre las cuales estaban Enlil e Inanna, eran denominados como los Anunnaki, "los descendientes de An y Ki",
hijos del cielo y la tierra.